Mi retiro o aislamiento voluntario con mucho de involuntario, ha sido con frecuencia asistido o intervenido con reclamos, comentarios, quejas y manifestaciones de malestar o disgusto, provenientes de personas amigas y otras que no lo son tanto; tomando como razón o argumento central el porqué a algunos y a alguien como yo en particular no se le tuvo en cuenta dentro del engranaje, estructura o equipo, no necesariamente como funcionario, del nuevo gobierno del municipio de Cimitarra; consideración hecha de mi franco y decidido apoyo a la causa que llevó al triunfo electoral del actual mandatario.
A todos y cada uno en su momento hube de enfatizarles, que mi participación en ese ejercicio democrático estuvo acompañada o llena de la mejor buena voluntad y del deseo sincero de coadyuvar al progreso y desarrollo armónico de una comarca que nos ha dado tanto y a la que sentimos que debemos retribuirle sus favores y bondades de la mejor manera.
Nada puede resumir con mayor exactitud o verdad la actividad que muchos adelantamos, que la propia frase adoptada como lema de campaña: “De corazón por Cimitarra”; porque en efecto tuvo esos ribetes o alcances.
Que a este le dieron tal cosa, que a aquel otro lo contrataron para adelantar x gestión o programa, han dicho; en fin, confluyendo todos al elevar sus censuras en el socorrido corolario que a muchos y a mí en particular, finalmente no nos ofrecieron ni un tinto.
Debo rectificar o desmentir esas conclusiones, pues no tienen estricto apego a la realidad.
Instalado el nuevo gobierno acudí al palacio municipal, con el propósito de saludar al señor Alcalde y renovarle mis deseos por el bien andar de su gestión y por supuesto para saludar a tantos amigos que allí desempeñan funciones.
En desarrollo de este cometido fui abordado por una amable señora cuyo nombre des afortunadamente no tengo presente, quien era o tal vez sigue siendo la encargada del manejo de la cafetería contigua a la recepción del despacho, la que con apreciada gentileza me ofreció un tinto, que acepté con suma gratitud en correspondencia a sus buenas maneras.
Queda entonces desmentida o desdibujada la afirmación traída por algunos, quizá con sorna o mala intención, sobre que allí no me han ofrecido ni un tinto…
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