Por: Lourdes Bernal Hernández (LOBER)
Desde las cumbres majestuosas
cubiertas de nieve virginal
te divisas tú mi diosa
en romance con el mar
Y ese sol que te acalora
esa arena y ese mar
son tus joyas ¡oh preciosa!
que te saben adornar
Pinceladas de colores
en tu cielo de cristal
se perciben con la aurora
dulce y bello despertar
Y transcurre la mañana
y la tarde se avecina
y en ritual de mil milenios
ese sol que te cobija
se enamora de tu mar
Y en entrega sin medida
se confunde con sus aguas
y deslíes sus colores
en rosados , en naranjas
en matices tornasoles
Las palmeras que en tu playa
se levantan muy airosas
rinden venias al encuentro
entre el sol. el mar, la diosa
Esa brisa que del mar
se desprende hasta tu playa
levantando las arenas
de su inconmovible calma
Le regala a tu entorno
un olor a caracoles
que se cuela, que se filtra
a través de tus rincones
Que te hace marinera
bella, dulce, seductora
que despeina tus palmeras
y del mar besa sus olas
A lo lejos en las aguas
de ese mar que te enamora
se levanta mudo y firme
como guardián celoso
ese morro que por siglos
se mantiene majestuoso.